Si cada vez que nos hacen daño, tuviésemos que intentar protegernos, nunca seríamos realmente capaces de disfrutar. Pienso que para vivir, para sentir de verdad, es necesario ser libre, es necesario deshacerse de corazas, es necesario abrir las alas, creer. Al ser humano se le ha concedido la maravillosa capacidad de creer en las personas, de confiar, se le ha concedido la suerte de poder amar. Y no hablo del amor embotellado que nos venden las películas, hablo de poder entregarle tu corazón a una persona sin tener en cuenta que quizá pueda romperlo. Hablo de saltar de la mano al vacío sonriendo, hablo de mirar a los ojos y poder acariciar el alma. Se nos ha concedido el don de amar, aprovechémoslo. No quiero ser viejo, echar la vista atrás y darme cuenta de que no he amado a nadie por miedo a hacerme daño. No quiero.
No quiero seguir protegiéndome. No quiero tener miedo a que me hagan daño. Prefiero arriesgarme. He preferido que me rompan el corazón en mil pedazos, para levantarme y reconstruirme con una sonrisa. Porque el ser humano está diseñado para fracasar, pero también está diseñado para volverlo a intentar: para creer. Quiero levantarme cada mañana sabiendo que cada momento es único, quiero dejar de ser egoísta, quiero amar. Amar es, sin duda, el mayor don que se nos ha concedido, no malgastemos nuestro tiempo.
No quiero seguir protegiéndome. No quiero tener miedo a que me hagan daño. Prefiero arriesgarme. He preferido que me rompan el corazón en mil pedazos, para levantarme y reconstruirme con una sonrisa. Porque el ser humano está diseñado para fracasar, pero también está diseñado para volverlo a intentar: para creer. Quiero levantarme cada mañana sabiendo que cada momento es único, quiero dejar de ser egoísta, quiero amar. Amar es, sin duda, el mayor don que se nos ha concedido, no malgastemos nuestro tiempo.